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A vueltas con el Producto Interior Bruto

A vueltas con el Producto Interior Bruto
mayo 20
10:53 2014

El Producto Interior Bruto (PIB) es el primer concepto que se enseña en las facultades de economía de todo el mundo, el término más repetido en la prensa tanto generalista como especializada y la magnitud económica que más preocupa a gobiernos e instituciones internacionales. No obstante, lejos de ser un indicador perfecto, el PIB muestra importantes carencias a la hora de evaluar el rendimiento de una economía. Esto, que ya era obvio para muchos economistas desde hace años (Skousen 1990, Huerta de Soto 1998), empieza ahora a preocupar a los burócratas de la Oficina de Análisis Económico Americana (BEA, por sus siglas en inglés), que a partir de esta primavera empezarán a publicar trimestralmente una nueva estadística: el Gross Output (GO).

El principal problema del PIB es, que al medir tan solo el valor monetario de los productos y servicios finales que produce una economía, obvia todas las etapas intermedias necesarias en cualquier proceso productivo. Es decir, usar únicamente el PIB para determinar la salud de una economía equivale a asumir que los coches, las viviendas o los ordenadores son producidos de un día para otro, sin necesidad de llevar a cabo largos procesos de producción que comienzan con el diseño inicial del producto, e ignorando que es precisamente en estas etapas alejadas del consumo final donde gran parte de las empresas venden sus productos y la mayoría de los trabajadores son empleados.

Además, el PIB asume que esta estructura productiva es estática, cuando en realidad depende de miles de decisiones empresariales de inversión. Así, por ejemplo, si parte de los empresarios españoles estuvieran efectuando importantes desembolsos en las etapas alejadas del consumo para adquirir productos intermedios que permitiesen producir nuevos bienes para los consumidores futuros, el PIB no reflejaría dichas actividades, cuando son sin duda clave para la recuperación económica. Por otro lado, el propio nombre del indicador conduce a error: como acabamos de explicar, las rentas que refleja el PIB son netas y no brutas, ya que estas últimas incluirían también todas las transacciones que se producen en las etapas intermedias y que son precisamente las que no mide este indicador.

Así pues, el PIB, que es una buena magnitud para medir el bienestar económico (porque cuantifica el poder adquisitivo de los consumidores finales), nos ofrece una visión miope de la economía. El Gross Output, al medir el volumen total de ventas en todas las etapas de producción, soluciona este inconveniente. Los críticos de este nuevo indicador alegan que sufre el problema de la “doble contabilidad”, pero esto, aún siendo cierto, no supone ningún problema si se sabe cómo complementarlo con el PIB. En palabras de Mark Skousen: GO is a measure of the “make” economy, while GDP represents the “use” economy. GO is a better indicator of the business cycle, and most consistent with economic growth theory.”

Es en esta última frase donde Skousen detecta el principal defecto del PIB, a saber, su errónea estimación de cuán importante es cada partida de gasto (consumo privado, inversión, gasto público) para el crecimiento económico. Mientras que calculado respecto al PIB, el consumo privado representa alrededor del 70% del total de la economía, el gasto público el 20% y la inversión privada el 10%; estas mismas partidas pasan a representar un 40%, 10% y 50% respectivamente, cuando son calculadas en términos del GO.

Por mucho que vaya en contra de las creencias de los economistas keynesianos, obsesionados con aumentar artificialmente la demanda agregada mediante el consumo, estas cifras son un reflejo mucho más acertado de la base en una economía capitalista exitosa, esto es, la inversión financiada con ahorro. Y es que no debemos olvidar que el consumo es el efecto, no la causa de la prosperidad.

Imagen de Flickr por Infradept

About Author

Eduardo Riera

Eduardo Riera

Eduardo Riera es economista por la Universidad de Oviedo. Durante su trayectoria universitaria, ha realizado intercambios académicos en Holanda, Estados Unidos y Nueva Zelanda. Interesado en finanzas y macroeconomía, actualmente vive en Madrid, en donde trabaja como auditor en el departamento de Mercado de Capitales de Deloitte.

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1 Comment

  1. Gorthor
    Gorthor mayo 22, 21:14

    Cómo me gusta esta difusión austríaca… y garantizo que no va a ser la única.

    Buen trabajo.

    Reply to this comment

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